domingo, 8 de enero de 2012

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[Lo que puede dar de sí un viaje en autobús.]

Tras una larga conversación con mi almohada, como se suele decir, he sacado en claro una de las cosas que no me gustan sobre cómo va esto:
Desde el principio dije que este blog no era más que una manera de volcar mis pensamientos para tenerlos más claros y así intentar aclararme yo misma. Pues bien, he llegado a la conclusión de que tal vez eso no sea más que una excusa para justificar el hecho de que no tengo nada interesante que decir, nada relevante que aportar al mundo. Habiendo leído otros blogs me he dado cuenta (sin sorpresas) de que la gente los suele usar para dar su opinión sobre algún tema interesante o casos parecidos, y ¿qué hago yo? hablar de mí.

De todas formas esto tampoco es que me perturbe demasiado, por lo que he dicho antes: este sitio es para mí, como ayuda. Pero claro, me jode darme cuenta de que no sé nada sobre nada. ¿Por qué? pues no sé, no es desinterés, simplemente vagueza. Y como buena vaga voy a pasar de esto, me la suda bastante. (Vuelta a la bipolaridad).

***

Eres pura contradicción, amor.
P'aquí, p'allá. Báilame el agua, déjame en paz.
Y yo aquí bailando y por allá dejando, esperando que la vida tenga el capricho de volvernos a juntar, pero con condiciones favorables esta vez. Pues bien sabe ella que me debe una.

***

Sin duda alguna Huesca no me sienta bien. Me ha dejado hecha polvo. Algo se ha infiltrado en mi sangre. No sé, un virus. Un virus que hace que cada vez que la noche cae, mi reflejo, el reflejo de cualquier cosa me intenta decir algo. Como si quisieran gritarme y advertirme de un peligro, de un error…y cada vez que la noche cae me siento más y más extraña, como si en realidad viniera de dentro de mí. Y cada átomo de mi cuerpo tira en una dirección. Y duele.
Me voy a romper, lo sé.

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