lunes, 6 de febrero de 2012

Supernova.

Amanece envuelto en llamas y se pregunta cómo ha podido volver a suceder, cómo puede ahogarse uno entre tanto oxígeno. Habrá de acostumbrarse al calor, convertirlo en vital. Verá carbonizar sus heridas, como pavesas. Y dejará que se acomode el ir y venir sobre su pecho, las burbujas en su garganta, se sentará a esperar una inevitable guerra. No va a intentar nada, no esta vez.

Y no habrá velocidad, ni amargura en el café, ni misterio en las palabras. No habrá tensión en el aire, ni rojo pasión. No habrá lunes, ni jueves, tampoco mes de abril. Nada de inmersiones en aguas profundas, que le jodan a la primavera, no va a jugar. Cerrará los ojos, dejará que resbale.

Un cosquilleo, una implosión.


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